Localidad: Monticchio
El Monasterio del Santísimo Rosario de Monticchio, construido en la primera mitad del siglo XVIII, se encuentra en una posición panorámica al oeste de la iglesia parroquial de Monticchio. De sólida construcción, el edificio se distingue por su arquitectura armoniosa. La entrada a la iglesia anexa se alcanza a través de una imponente escalinata de dos rampas semicirculares. Un aspecto interesante es el pavimento de mayólica de la iglesia, junto con el claustro, que alberga un notable panel atribuido a Ignazio Chiaiese, renombrado ceramista napolitano del siglo XVIII. Se recomienda solicitar autorización para visitar el monasterio.
El origen del monasterio del Santísimo Rosario
En 1707, Cristina Olivieri, una devota mujer napolitana, comenzó a pasar largas estancias en Monticchio, donde era huésped de la familia Tizzano. Durante sus visitas, Olivieri empezó a recaudar fondos con el objetivo de fundar un monasterio. Con el dinero recaudado, en 1723 compró dos pequeños terrenos cerca de la iglesia parroquial de Monticchio y obtuvo el permiso del obispo De Rossi para iniciar la construcción. El párroco de Monticchio bendijo la primera piedra, colocada con una cruz esculpida en los fosos, donde luego se establecieron los cimientos del monasterio.
Sin embargo, esta iniciativa suscitó un descontento general entre los ciudadanos de Massa. De hecho, los ciudadanos el 4 de abril de 1723, en una asamblea ciudadana, votaron en contra de la construcción del monasterio. Solo dos votos fueron favorables, en cambio, la mayoría consideró que Massa ya contaba con demasiadas corporaciones religiosas que poseían amplias áreas de territorio, dejando a la población en condiciones de pobreza. Los ciudadanos presentaron entonces una súplica al Virrey, exponiendo estas preocupaciones. Olivieri defendió su posición declarando que las construcciones estaban destinadas a su uso personal.
Este episodio, pone de manifiesto las tensiones sociales y políticas de la época, en la que las corporaciones religiosas a menudo detentaban un poder económico significativo, generando descontento entre la población más pobre.
Las oposiciones ciudadanas
Las oposiciones a la construcción del Monasterio continuaron durante varios años con un vaivén de decretos que permitían o prohibían el avance de los trabajos. A pesar de las protestas de los ciudadanos de Massa e incluso del tesorero de la iglesia de San Pedro, el monasterio avanzaba. Tanto es así que en 1732 gran parte del edificio ya estaba completada, con un gasto de 4.150 ducados.
El Virrey de Nápoles decretó el 24 de mayo del mismo año que la construcción pudiera continuar, a pesar de las nuevas protestas de los masseses. Sin embargo, con la llegada del gobierno borbónico, el 18 de enero de 1738 la Cámara Real impuso nuevamente la prohibición de continuar los trabajos destinados a un conservatorio. El Rey confirmó esta decisión el 14 de febrero.
A pesar de estas dificultades, la tenaz fundadora Cristina Olivieri no se rindió y presentó una nueva súplica a la Cámara Real. Aunque no existen otros documentos que atestigüen la resolución final de la controversia, parece que la súplica de Olivieri fue aceptada. Esto porqué que en los años siguientes el conservatorio fue completado y habitado por las monjas. En 1746, Mons. Pisani visitó el monasterio, confirmando que las hermanas seguían la regla de San Domingo.
Este episodio destaca el compromiso y la perseverancia de la fundadora. Así como las tensiones sociales relacionadas con la expansión de las instituciones religiosas en ese período.