El mito de las Sirenas en Massa Lubrense
Si Massa Lubrense se llama “Tierra de las Sirenas” es porque aquí mismo las sirenas intentaron encantar a Ulises con su canto.
Como lo demuestra su presencia en la Odissea de Homero, las sirenas eran criaturas muy presentes en el imaginario colectivo de la Antigua Grecia. Su aspecto original, sin embargo, no siempre ha sido la que conocemos: originalmente, de hecho, las sirenas eran mitad mujer y mitad pajáro y sus naturaleza era amenazante y engañosa.
Según la leyenda, las mitológicas sirenas aladas vivían entre la península de Sorrento y la isla de Capri. El lugar mítico de las sirenas está representado por los islotes “Li Galli”, “Sirenuse” para los antiguos. De ahí deriva el antiguo topónimo de “Sirenusion”, con el que se indicaba la zona de Massa Lubrense.
El canto hechizante de las sirenas atrajo a los marineros que pasaban, quienes luego se acercaron con sus barcos a la costa rocosa, chocando contra ella: los marineros se ahogaron y las sirenas devoraron los cuerpos.
Ulise tambien, durante el viaje de regreso de Troya a Ítaca, cruzó estas aguas, pero, siguiendo el consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera; se hizo atar a un mástil de la nave y prohibió a sus compañeros que lo desataran, por muchas súplicas que les hicieras.
“Ven, ilustre Odiseo, gran gloria de los Aqueos, y detén la nave, para que puedas oír la voz de nosotros dos. Nadie ha pasado por aquí en el barco negro sin escuchar el sonido de la miel con nuestra boca, pero va tras disfrutarla y saber más.”
Omero, Odisea.
La storia cuenta que las sirenas, molestas por su fracaso, se arrojaron al mar y sus cuerpos fueron arrastrados por las olas: una en Terina (Ligeia), una en Punta Licosa (Leukosia) y la otra en Napóles (Parthenope).
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